Hay un movimiento creciente entre las personas adultas con TEA activistas, que no piensan en términos de «curar» un trastorno sino de celebrar la diversidad y las diferencias neurológicas entre las personas. Esto no pretende sugerir que las personas con TEA o con otros diagnósticos no encuentren importantes desafíos en su vida, sino que enmarcan el autismo dentro de un modelo social de discapacidad. Consideran que no debe pretenderse “curar” el autismo, sino facilitar a las personas con TEA una forma de “convivir” con su autismo.
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